“Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos.”
SALUSTIO
Vuelve a ser noticia en la prensa de tierras catalanas y andorranas el tremendo caso de pederastia que sufrió la diócesis de Barcelona desde el tiempo del cardenal Jubany (ya informábamos, aquí), pasando por el reinado del cardenal Carles, el del cardenal Sistach (hemos informado de ello, aquí) y ahora el cardenal Omella, como presuntos encubridores todos ellos.
La noticia la firma el veterano periodista Jaume Reixach el 28 de agosto de 2022 y destaca el papel del obispo de la Seo d'Urgell y co-Príncipe de Andorra, Joan Enric Vives en sumir el drama de pederastia en un silencio que todavía resuena.
Un bloguero español señala que esto es una campaña mediática contra el arzobispo Vives. Francisco Fernández de la Cigoña opina en su blog que sacar estos trapos sucios después de 30 años no tiene sentido. Nosotros creemos firmemente en este equipo que sí tiene sentido, puesto que no se ha pedido perdón, y la impunidad es siempre reprobable hasta que se sanen las heridas. Y es el rotativo más importante de España, el diario "El País", quien recientemente lista al arzobispo Vives como uno de los encubridores de los casos de abusos en la Iglesia española, como ya informamos.
Buena lectura.
Jacques Pintor
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EN ESTA ENTRADA:
1- EL ARTÍULO DEL DIARIO "LA VALIRA"
2- OMELLA Y VIVES DEBEN ASUMIR SUS RESPONSABILIDADES Y AJUSTARSE A LA LEY
3- OMELLA CITADO POR EL PAÍS COMO OCULTADOR. COPIAS DE PANTALLA
El blog de Francisco Fernández olvida que las pruebas de esa trama de pederastia eclesial siguen guardadas; olvida que el actual cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, las recortó cuando, de nuevo y recientemente antes de la pandemia, las envió de nuevo al Vaticano; olvida también que Omella lidera el equipo de la CEE para limpiar el honor de la Iglesia Católica española mientras, paradójicamente, ha estado adoptando esta actitud de búsqueda de las cajas que contienen las pruebas completas, muchas con testimonios autógrafos para destruirlas. Aunque haya prescrito ante la justicia civil, no ha prescrito en las conciencias y en la visda de los afectados.
1. EL ARTÍCULO DEL DIARIO "LA VALIRA"
Reproducimos el original en español (aquí la fuente en catalán).
"L’autor del llibre “Pederastia en la Iglesia católica” acusa el copríncep Vives de ser un mentider
Los Servicios del Copríncep episcopal han reaccionado como una centella ante las informaciones que señalan el arzobispo y copríncep de Andorra, Joan-Enric Vives, como encubridor de una horripilante trama de pederastia que operó en Barcelona en la década de los años ochenta. Pocas horas después de que LA VALIRA se hiciera eco de la noticia publicada por el diario El País –y que fue reproducida posteriormente por la mayoría de mediados de comunicación de Andorra (Diario de Andorra, Altavoz, Pueblo Andorrano…), los Servicios del Copríncep emitieron el siguiente comunicado, a través de la web del obispado de Urgell:
“Respondiendo al eco que el Diario de Andorra ha querido dar a una publicación tendenciosa del diario El País sobre un grupo de Prelados españoles relacionados con encubrimientos delictivos, los Servicios del *Copríncep quieren manifestar que:
1. Un periodista autor de un libro sensacionalista sobre el sexo de los curas, y sin ningún tipo de prueba, menciona en un fragmento una entrevista en 1988 entre un diácono y el Rector del Seminario de Barcelona, sobre comportamientos contrarios a la moral católica, y hace notar que, aparte de quedar horrorizado, el Rector del Seminario, no actuó.
2. El libro atribuye erróneamente a Mons. Vives que él era el Rector del Seminario de Barcelona, pero Mons. Vives no lo era, puesto que no lo fue hasta junio de 1991 y tampoco era Obispo auxiliar de Barcelona. Los hechos que se le quieren atribuir son de mucho antes, y no están relacionados con su persona. Mons. Vives niega con rotundidad que tuviera nada que ver con este caso.
3. Sobre este error del libro, Mons. Vives le presentó al periodista su queja, que este aceptó, pero no lo quiso modificar. Esta calumnia del libro fue comunicada a la Guardia civil y a las Autoridades pertinentes”.
Pederastia en la Iglesia católica
Sin mencionar el nombre, el comunicado de los Servicios del *Copríncep hace referencia directa al periodista Pepe Rodríguez, autor –entre otros- de los libros La vida sexual del clero (1995) y Pederastia en la Iglesia católica (2002). En estos libros de investigación, el periodista destapó, por primera vez, el escándalo de pederastia y de abusos sexuales que se produjo al seminario por adultos Casa de Santiago y a la asociación Nuevos Caminos.
Por su interés, reproducimos las páginas 153-159 del libro Pederastia en la Iglesia católica, donde se habla de la actuación concreta de Joan-Enric Vives en este escabroso escándalo. Este libro fue editado en 2002 y, por lo tanto, hay que tener presente que los datos que se publican datan de 20 años atrás.
Qué dice el libro
“En la archidiócesis de Barcelona (España), entre los años 1985 a 1988, como mínimo, un número indeterminado de menores de edad —probablemente más de sesenta—, de ambos sexos, fueron corrompidos sexualmente por un grupo de sacerdotes y diáconos. Los hechos fueron denunciados ante el arzobispado barcelonés por al menos tres familias de víctimas —ya que la mayoría de los padres, algunos de ellos bien identificados por este autor, prefirió aceptar los abusos sexuales a que fueron sometidos sus hijos e hijas antes que enfrentarse a la Iglesia—, pero desde la cúpula eclesial se encubrió toda la red de delincuencia sexual, se engañó a las familias denunciantes —impidiéndoles que denunciasen los delitos ante la justicia civil y asegurándoles que los delincuentes serían expulsados de la Iglesia, cosa que jamás sucedió— y se protegió a todos los corruptores, tanto a quienes eran sacerdotes, y lo siguen siendo sin problemas, como a quienes eran diáconos y fueron posteriormente ordenados sacerdotes con el beneplácito de los prelados que conocieron sus tropelías sexuales.
Entre los prelados con máxima responsabilidad en la ocultación de la mayor red clerical de corrupción de menores que ha existido en España destacan los cardenales Narcís Jubany Arnau (ya fallecido, y que fue un excelente obispo, a pesar de cuanto se le pueda criticar) y Ricard Maria Carles Gordo (ex-vicepresidente de la Conferencia Episcopal española, prelado poderoso que cuenta con el apoyo del Opus Dei, y con cierta popularidad internacional tras haber oficiado la televisiva boda de la infanta Doña Cristina), así como Carles Soler Perdigó, Jaume Traserra Cunillera y Joan-Enric Vives Sicilia.
Carles Soler Perdigó, actual obispo de Girona, era párroco en la parroquia de Sant Pius X de Barcelona cuando uno de sus diáconos, Albert Salvans, corrompió sexualmente a diversas menores de la parroquia, en algún caso copulando en una habitación de la propia parroquia. Soler conoció con todo lujo de detalles la gran dimensión de los abusos sexuales cometidos en su parroquia y lo encubrió con plena conciencia y voluntad. Haciendo lo mismo tras ser ordenado obispo —el 22 de septiembre de 1991—, y también desde su puesto como obispo auxiliar de Barcelona, tiempo en el que se tramitó el expediente secreto en el que se juzgó al clero delincuente implicado en este caso y que, naturalmente, fue condenado a «arrepentirse», en privado, claro está.
Jaume Traserra Cunillera, actual obispo titular de la diócesis de Solsona, desde su capital e influyente cargo de vicario general —tanto con el cardenal Narcís Jubany como con Ricard Maria Carles, que se vio forzado a cesarle en 1995—, recibió siempre con los brazos abiertos a Pere Cané —uno de los activos protagonistas de la red de corrupción de menores— en los momentos más conflictivos, y no dudó en mostrarse como valedor suyo y de Nous Camins —la asociación a la que pertenecían parte de los diáconos y sacerdotes que corrompieron a varias decenas de menores— cuando hizo falta, que no fueron pocas veces, llegando a enfrentarse con sus colegas prelados en defensa de los intereses de sus amigos.
Joan-Enric Vives i Sicilia, actual obispo coadjutor de la diócesis de Urgell, era, en la época en que actuó la red clerical de corrupción de menores, el rector del Seminario Conciliar de Barcelona y conocía perfectamente a los seminaristas de la Casa de Santiago —la institución a la que pertenecían algunos otros de los sacerdotes que organizaron la red corruptora— que, por otra parte, le informaban puntualmente de todo lo referente a las andanzas de Paco Andreo —sacerdote que perteneció a la red—, sus diáconos, y los miembros de Nous Camins. El obispo Vives siempre se manifestó, privadamente, horrorizado por lo que estaba pasando y era contrario a la actividad de todo ese grupo de corruptores, pero jamás movió un dedo para impedir unos abusos sexuales de los que tenía cumplido conocimiento.
El cardenal Ricard Maria Carles Gordo, como máximo cargo de la archidiócesis de Barcelona, fue y sigue siendo responsable directo del encubrimiento de los delitos sexuales mencionados y, también, de que los diáconos implicados fuesen finalmente ordenados sacerdotes en lugar de ser expulsados del clero, eso es, reducidos al estado laical, pena que ordena el Código de Derecho Canónico y que en su día quiso aplicar el cardenal Jubany, aunque fue traicionado y engañado desde su propia vicaría general, que actuó en beneficio de los abusadores.
Este caso, perfecta e indiscutiblemente documentado, motivó la presentación de una querella contra los presuntos delincuentes y sus encubridores. Tras la correspondiente investigación de la Fiscalía de Menores de Barcelona, el asunto originó las Diligencias Previas nº 2083/95-J del Juzgado de Instrucción nº 21 de Barcelona, que finalmente fueron sobreseídas por estimarse prescritos los delitos investigados (de hecho, sólo se indagó sobre una de las víctimas de delito sexual —Asunción XXX—, pero no se tomó declaración al resto de las víctimas identificadas ni a los presuntos delincuentes y encubridores, con lo que el proceso judicial se cerró de un modo más que discutible, tal como se argumentó en el recurso de reforma contra el auto de sobreseimiento).
Así pues, todos los sacerdotes y diáconos que corrompieron sexualmente a los menores quedaron impunes debido a que, gracias a la protección del arzobispado barcelonés, cuando este autor conoció y pudo probar los hechos e hizo intervenir a la justicia ordinaria, ya había pasado demasiado tiempo desde la comisión de los presuntos delitos.
La existencia y modo de proceder de la red clerical de corrupción de menores que dio lugar a este caso es innegable, está bien acreditada y documentada, fue perfectamente conocida por la cúpula del arzobispado de Barcelona y, el caso, en su conjunto, es altamente elocuente acerca del habitual modo de encubrimiento que la jerarquía católica dispensa siempre a los sacerdotes envueltos en escándalos sexuales.
Los expedientes internos abiertos por el arzobispado de Barcelona para juzgar los delitos mencionados, se cerraron imponiendo «determinados remedios penales a los sacerdotes responsables de la extinguida fundación canónica Casa de Santiago y de la asociación civil Nous Camins», tal como se acabó reconociendo, con discreción y forzados por la publicación de mi libro, en una escueta nota de la Secretaría General del Arzobispado.
Los «determinados remedios penales» no supusieron nada absolutamente para los sacerdotes implicados, que siguieron con su vida normal. A Francisco Andreo se le aconsejó que siguiese en África —realizando actividades con Nous Camins—, los diáconos que se libraron de las denuncias personales fueron ordenados sacerdotes en Barcelona con suma discreción. El diácono Albert Salvans, como ya se dijo, fue enviado para ordenarse a la diócesis británica de Westminster y destinado como sacerdote en Kentish Town. Pere Cané viajó hasta Estados Unidos para ser ordenado en Wisconsin. De las víctimas nadie se ocupó, y la archidiócesis ni siquiera tuvo que indemnizar a nadie entre las decenas de menores de ambos sexos que fueron corrompidos sexualmente por miembros de su clero”.
Un periodista de prestigio
Al tener conocimiento del comunicado publicado por los Servicios del Copríncep, el periodista Pepe Rodríguez, contactado por LA VALIRA, ha quedado garratibat. Pepe Rodríguez no es un “mindundi” y tiene un currículum profesional sólido y contrastado: es doctor por la Universitat de Barcelona, en la rama de psicología social, y es licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB); es profesor de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB y responsable de las asignaturas “Métodos, técnicas, fuentes y organización del trabajo periodístico” y “Periodismo de investigación”; también es profesor de varios másteres universitarios y coordinador de la Titulación de Periodismo a la UAB; ha publicado 21 libros y es coautor de 13 más; es autor de una quincena de trabajos académicos publicados en revistas científicas especializadas del ámbito de la psicología, el derecho, la historia y el periodismo; ejerce de periodista desde el año 1976 y ha trabajado en prensa escrita (*Grupo Z y *Grupo 16), televisión (TVE, A3, T5…) y radio (RNE, SER, *Punto Radio, Catalunya Ràdio, COMO, RAC1…).
Por eso, cuando los Servicios del Copríncep tildan en el comunicado que su libro Pederastia en la iglesia católica es “sensacionalista”, Pepe Rodríguez se indigna. Él hizo un trabajo valiente y minucioso, investigando y hablante con las víctimas de abusos sexuales cometidos por clérigos, en una época en la cual abordar esta temática –que muchos años después se ha convertido en un escándalo mundial que ha sacudido los cimientos del Vaticano- era “tabú”.
La respuesta de Pepe Rodríguez
En conversación con LA VALIRA, Pepe Rodríguez ha desmentido, de pe a pa, el contenido del comunicado de los Servicios del Copríncep:
En su libro, como se puede constatar, no figura ningún “fragmento de una entrevista en 1988 entre un diácono y el Rector del Seminario de Barcelona”. Los Servicios del Copríncep se lo inventan.
Las primeras denuncias sobre los escándalos sexuales de la Casa de Santiago y la asociación Nuevos Caminos se conocieron en 1988 y sus consecuencias llevaron cola durante años, a pesar del estricto secretismo dictado por el arzobispado de Barcelona. En aquel momento, Joan-Enric Vives era formador del Seminario de Barcelona y en 1991 fue designado rector por el nuevo arzobispo, Ricard Maria Carles, de quien fue un estrecho colaborador. Pepe Rodríguez es muy claro y se arrecia en la absoluta solvencia de sus fuentes de información:
“Joan-Enric Vives, por sus estrechos vínculos con el Seminario y con la cúpula del arzobispado, tuvo conocimiento puntual y directo de las aberraciones sexuales que se producían en la Casa de Santiago y en Nuevos Caminos y nunca tuvo el coraje ni la dignidad de denunciarlas. Al contrario, contribuyó a taparlas”.
También afirma el comunicado de los Servicios del Copríncep:
“Sobre este error del libro, Mons. Vives le presentó al periodista su queja, que este aceptó, pero no lo quiso modificar”.
En este sentido, Pepe Rodríguez es contundente:
“Esto es rotundamente falso. Vives nunca me presentó ninguna queja, yo no le reconocí ningún error y, por lo tanto, no me negué a modificar nada del libro. Es un mentiroso”.
“Esta calumnia del libro fue comunicada a la Guardia civil y a las Autoridades pertinentes”,
asevera el comunicado de los Servicios del Copríncep. Un golpe más, Pepe Rodríguez queda astorat:
“De qué calumnia habla? A mí, ni la Guardia Civil ni las supuestas ‘Autoridades pertinentes’ nunca me dijeron nada”.
“Este libro no nos gusta nada”
Pepe Rodríguez explica una anécdota sobre el impacto que tuvo su libro, que fue publicado por Ediciones B (el sello editorial del Grupo Z). Al poco de su publicación, el presidente del Grupo Z, Francisco Matosas, recibió una llamada desde la cúpula de la Conferencia Episcopal Española, pidiéndole que retirara de las librerías los ejemplares de Pederastia en la Iglesia católica.
El mismo Francisco Matosas le explicó a Pepe Rodríguez como fue la conversación con este dignatario eclesial:
–Es que en el libro hay alguna mentira y por eso me pedís que lo retire? –preguntó el editor.
–No, no, no –le respondió su interlocutor. Pero es que este libro no nos gusta nada.
Obviamente, Ediciones B lo mantuvo a las librerías, donde consiguió un gran número de ejemplares vendidos. Ahora, 20 años más tarde, Joan-Enric Vives, convertido en copríncep de Andorra, quemaría todos los libros a la hoguera, si pudiera. Pero no puede, y por eso hace un comunicado ridículo y lleno de mentiras que retrata su soberbia y su absoluta carencia de empatía por las víctimas de un grupo criminal de curas cràpules."
2. OMELLA Y VIVES DEBEN ASUMIR SUS RESPONSABILIDADES Y AJUSTARSE A LA LEY
De un artículo anterior que enlazamos aquí, Jaume Reixach recuerda que estos altos jerarcas deben cumplir con la ley como todo el mundo.
"El arzobispo se hace el mártir
Ahora, el contundente artículo publicado por el exfiscal de la archidiócesis de Barcelona, Jaume González-Agápito, ofrece nuevos datos sobre este escabroso episodio que, según explica, provocó el suicidio de una de las víctimas. El cardenal arzobispo de Barcelona, Joan-Josep Omella, tiene la obligación de abrir este dosier largamente enterrado y ponerlo en conocimiento de la opinión pública y de las autoridades judiciales para perseguir los culpables, a pesar de los años que han pasado.
También el arzobispo de Urgell y copríncep de Andorra, Joan-Enric Vives, tiene que asumir, por la parte que le toca, su responsabilidad por haber mantenido un silencio cómplice con la actuación de estos depravados sexuales, que él conocía muy bien como rector del Seminario Conciliar de Barcelona. Por qué continúa escondiéndose y haciéndose hipócritamente el mártir?"
3. OMELLA CITADO POR EL PAÍS COMO OCULTADOR. COPIAS DE PANTALLA
Los cuatro cardenales de la Iglesia Católica mencionados más arriba (Jubany, Carles, Sistach, Omella) salieron en la lista de encubridores del diario "El País" con excepción del cardenal Jubany, quien sí parece que quiso atajar esa lacra e impedir que se ordenasen los diáconos pederastas, pero fue puenteado por su auxiliar el actual emérito Martínez-Sistach, siempre según testimonio del ex fiscal diocesano monseñor González-Agàpito.
La siguiente copia de pantalla pertenece al artículo de El País que puede consultarse aquí,
También en otro artículo de "El País" el cardenal Omella aparece como ocultador. Puede consultarse siguiendo este enlace, aquí, y ver la copia de pantalla que sigue,
Ya mostramos un clip de vídeo de la segunda rueda de prensa del Bufete Cremades sobre la investigación de abusos en la Iglesia Católica española en la que nuestro compañero Jordi Picazo le pone al cardenal sobre la mesa todas estas graves irregularidades, y le calla.
EL CARDENAL OMELLA ES UN ECLESIÁSTICO INCOMPETENTE Y CONSPIRADOR
De incompetente hemos calificado al cardenal Omella. Por ser miembro de la Signatura Apostólica o Tribunal Supremo de la Iglesia católica y desconocer lo más básico del Derecho Canónico. Esto lo recordaba el abogado Dr. Vladimir Lamsdorf Galagane, abogado del Rvdo. Miguel Ángel Barco, víctima del cardenal Omella.
Es más, el cardenal Omella se pavoneó en una ocasión de que le propusieron hacer estudios de Derecho Canónico y no quiso; y dio como razón que lo suyo es la pastoral. Pero no consta ningún estudio más en ninguno de sus currículos.
Presentamos aquí sus palabras, que chocan con,
su ocultación de abusos sexuales cuando era obispo de Barbastro-Monzón, a manos de un sacerdote del Opus Dei -Amadeo Elcoso.
o con cuando toleró la participación de un actor de cine pornográfico en un auto sacramental en una asociación canónica de ámbito cultural en su diócesis, ninguneando a quienes le advirtieron, y amenzaando a alguno de los que le advirtieron sobre el evento
o cuando dedicó parte de su tiempo personal y fuera de agenda a asegurarse de que no hay pruebas disponibles de los abusos que más abajo relatamos, y que en su momento se distrajeron amenazando a los que por su cargo tenían obligación de atajarlos.
PALABRAS DE OMELLA
“En este cambio de época, es necesario que el sacerdote sea profundamente humano y experto en humanidad para poder ser un fiel servidor de Cristo en los hermanos y prevenir en la formación todo tipo de clericalismo y de futuros abusos ya sean sexuales, de conciencia o de poder. El compromiso de la Iglesia en este punto es incuestionable con las nuevas normas de imputabilidad y la progresiva creación de Oficinas para la Protección de menores en todas las diócesis” (del Discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española -CEE)
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