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OMELLA COMO PILATO, HOY COMO AYER

Actualizado: 18 sept 2023



Jesús ante Pilatos

         En esta Entrada de Blog que no tiene nada de surrealista, contrasto unos datos cronológicos del "Vía Crucis" de M A Barco con la comparecencia de Jesucristo ante el representante del poder Romano en Judea, Poncio Pilato. Ayer, como hoy, a falta de Pilatos, tenemos omellas. 

 Jacques Pintor  Copyright @2020 JACQUES PINTOR Cualquier cita de este artículo debe hacer referencia directa a esta entrada, a este Blog y al autor Jacques Pintor - Para aportar información, escribir a jacquespintor@gmail.com 
         Así, si seguimos las "11 estaciones" del "Via Crucis" de M. A. Barco tenemos:

PRIMERA ESTACIÓN - El 12 de noviembre de 2016 y tras conocer las acusaciones contra su persona firmadas por Mercier, secretario de la Rota Romana o alto tribunal de la Iglesia Católica Romana, contesta Miguel Ángel Barco con fecha 19 de diciembre de 2016 y manifiesta a Roma su sorpresa.

SEGUNDA ESTACIÓN - El 12 de enero de 2017 Mercier firma una nueva carta informando a Miguel Ángel Barco de que van a serles enviadas las acusaciones al cardenal de Barcelona Juan José Omella para que le puedan ser leídas a Miguel Ángel Barco y se le concederán 30 días para escucharlas y alegar.

TERCERA ESTACIÓN - Cuarenta y un días después, el 24 de febrero de 2017, le son leídas las acusaciones a Miguel Ángel Barco por el cardenal Omella y su abogado de Zaragoza Fernando Valero se persona en la causa.

CUARTA ESTACIÓN - Diecisiete días después de esta lectura, el 13 de marzo de 2017, el abogado de Miguel Ángel Barco, en ese momento todavía Fernando Valero, presenta un alegato de descargo dirigido a Mercier y solicitando la admisión de pruebas que demuestran la falsedad de las acusaciones contra él. Se solicita que pueda comparecer Miguel Ángel Barco ante el Prefecto de la Congregación del Clero, el enigmático y oscuro cardenal Beniamino Stella.

QUINTA ESTACIÓN - Ciento treinta y tres días, poco menos de cuatro meses después, el 24 de julio de 2017, el mismo Beniamino Stella firma la pena de dimisión del estado clerical contra Barco.

SEXTA ESTACIÓN - Casi cuatro meses después, el 15 de noviembre de 2017, en el transcurso de una conversación a tres entre el ahora abogado de Barco, Vladimir Lamsdorff-Galagne, el cardenal Omella y su vicario judicial el reverendo Santiago Bueno, el mismo Omella reconoce irregularidades; Vladimir Lamsdorff propone que la nueva documentación testimonial de que no había habido nunca otros cargos contra Barco en las diócesis donde trabajó o en cualquier otra se lleve a Roma, pues parece que no se habría llevado puesto que existiendo pruebas irrefutables que demuestran la inocencia del Rvdo. Barco, se le ha condenado igualmente. Sin embargo Santiago Bueno dice que no son competentes en la Diócesis de Barcelona para hacerlo. Para más INRI, Santiago Bueno, admitió conocer tal documentación proveniente de la diócesis de Alcalá y que desmontaba la acusación que acabó con su secularización, arguyendo que el cardenal Omella no la había considerado porque “no interesó”.

SÉPTIMA ESTACIÓN - El cardenal Juan José Omella sentiría el apremio de que Barco aceptara la condena, aún contra su propia conciencia y su convicción por parte del Rvdo. Barco que todo el proceso de instrucción canónica contra su persona ha sido inválido. Y sentiría Omella ese apremio porque el cardenal Omella era un intermediario escogido por el Vaticano en esa causa y por intereses oscuros, lo cual puede preocupar a la Juez que instruye las diligencias por falta de competencia de los participantes en la acusación contra el Rvdo. Barco. De hecho esta parece ser la razón por la cual esta magistrada solicitó a Roma que le fuera entregado el expediente vaticano. La presión del cardenal Omella sobre el Rvdo. Barco se centraba en que no dijera misa, amenazándole el cardenal Omella con hacer pública la condena. La exposición oral de tales amenazas por parte del cardenal Omella fueron hechas con una exposición atropellada y confusa de viva voz, y consistían en coaccionar al Rvdo. Barco con el aviso que si seguía celebrando misa el cardenal publicaría en un bando oficial su condición de secularizado:

«Si él se compromete a no celebrar la misa, él no puede celebrar, pero si él no se compromete, si él lo hace, yo tengo que comunicar en el Boletín Oficial [de la Arquidiócesis de Barcelona] esa situación, porque normalmente esto…».

OCTAVA ESTACIÓN - Este lenguaje poco articulado del cardenal Omella reflejaba duda, nerviosismo y apremio, y pasa del ataque a la defensa de Barco de una frase a la siguiente:

«Yo creo que merece todo respeto su conciencia y su persona. Entonces yo no lo voy a hacer público [que lo hace público más tarde]. Porque ahora mucha gente dirá, ¿y quién es este? aquí en Barcelona. Pero claro, si el me reta… (…) Y es más: si él va también a Tarragona, o a Segur de Calafell, entonces tengo que hacer el comunicado al obispo de la diócesis. Y ahora lo que tengo que hacer es comunicarle, decirle [a la Santa Sede], “no ha venido a firmar… mandó un abogado para ver si esto” … Pero además diciendo que él de alguna manera quiere continuar porque es in aeternum sacerdote, y yo tendré que hacerlo… la comunicación (…)
«Vamos a ver. Si él en su casa celebra misa, mal hecho. Allá él. Es como el cura que dice “yo de noche en la parroquia me voy por ahí, nadie se entera”… y dices, “hombre, mal hecho. No nos hemos enterado”. Se ha ido a otra ciudad fuera de Barcelona… pero le tengo que llamar inmediatamente. Como sepa que ha celebrado en algún lado, inmediatamente lo publico».

NOVENA ESTACIÓN - Omella sugiere que hay más cargos contra el Rvdo. Barco, y pretende que no decírselos es por respeto. Contrariamente a lo que defiende Omella, la Prensa española se hace eco de que se condenó al sacerdote Miguel Ángel Barco a perder su condición pública de sacerdote por tener un hijo. Sin embargo, en la reunión del abogado de M A Barco, Dr. Vladimir Lamsdorff-Galagne, con el cardenal Omella y el vicario judicial de la diócesis de Barcelona Santiago Bueno el 15 de noviembre de 2017, el cardenal Omella quitó importancia al hecho de que un cura tenga un hijo. Así, Omella le dice al Dr. Lamsdorff-Galagne:

«por tener un hijo, no lo secularizan a uno. Yo creo que no… Normalmente no. Tiene que haber otras cosas. Esas otras cosas me imagino que deben estar, porque si no, no hacen esto por un hijo. Cuantos… perdón, algunos sacerdotes, pues han tenido esa debilidad, tienen un hijo, hemos conocido, yo conozco alguno. Y siguen ejerciendo el ministerio. Y ellos han resuelto el tema ese. Yo creo que por eso no tiene que ser».

DÉCIMA ESTACIÓN - El cardenal Omella entiende que Miguel Ángel Barco no se defiende. Echa en cara el cardenal Omella a M A Barco ante su representante el abogado Dr. Lamsdorff-Galagne en esa reunión de 17 de noviembre de 2017 que

«Él [Barco] tampoco ha hecho por indagar, por ir a ver. Y se escuda en que le hacen una acusación infundada. Él, de alguna manera busca agarrarse donde sea. Pero él no hace nada por aclarar el tema. (…) La Congregación [para el Clero en el Vaticano] deben de tener otros datos, -se lo digo yo, como se lo he dicho a él- “que tú no reconoces o no conoces”, no lo sé, y que yo no conozco. Yo este expediente no lo conozco. Y a mí siempre me ha extrañado que él no se haya movido».

UNDÉCIMA ESTACIÓN - Sin embargo, Miguel Ángel Barco ha demostrado con pruebas del ADN realizadas al padre verdadero que él no es el padre de una supuesta hija. El cardenal Stella, teniéndolas en su mesa, las ignora, lo que demuestra que el Rvdo. Miguel Ángel Barco estaba condenado de antemano. Omella critica lo uno y lo otro, el que Barco se defienda y el que no lo haga, y rechaza de una extraña manera que parezca que se ha relegado al sacerdote a un estado de indefensión:

«Él se ha obcecado con el tema de la niña. Ese tema es un aviso [la acusación de paternidad], para que él reaccionase, si quería reaccionar, para que se defendiese… al final lo iban a poner todo [las cosas desconocidas de que se le acusa] y por discreción no las han puesto. A veces lo hacen un poco por discreción y por prudencia».
Lo que sigue es una selección de entre un fragmento del libro del Papa Benedicto XVI: "Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección", El párrafo pertenece al capítulo “Jesús ante Pilato”.

Jesús ante Pilato

Entre corchetes el paralelismo entre la Judea de Pilatos y la Barcelona clerical bajo el cardenal Omella. Es una comparación ficticia, fruto de la imaginación pero que como tantas veces en política y en ambientes clericales refleja que en materia de conspiraciones, la historia se repite como la cebolla: de forma empalagosa.


"Así, Jesús [MA Barco, sacerdote de Cristo] fue llevado por sus acusadores [Arana y Stella] al pretorio [cardenal Stella, César en la Congregación para el Clero] y presentado a Pilato [Omella] como un malhechor merecedor de la muerte [secularización].

"Pero preguntémonos [le pregunta el abogado Vladimir Lamsdorf y conmina a la Juez a investigar] antes que nada: ¿Quiénes eran exactamente los acusadores? ¿Quién ha insistido en que Jesús [Barco] fuera condenado a muerte [secularización]?

La imagen de Pilato [Omella] en los Evangelios [las noticias en la prensa española] nos muestra muy realísticamente al prefecto romano [cardenal de Barcelona] como un hombre que sabía intervenir de manera brutal, si eso le parecía oportuno para el orden público. Pero era consciente de que Roma [Roma] debía su dominio en el mundo también, y no en último lugar, a su tolerancia ante las divinidades extranjeras [las conveniencias mundanas] y a la fuerza pacificadora del derecho romano [modernismo ecléctico y sincretista de los obispos]. Así se nos presenta a Pilato [Omella] en el proceso a Jesús [Barco].

"Pero Pilato [Omella] sabía que Jesús no había dado lugar a un movimiento revolucionario [Barco no había tenido sexo con su diácono ni una hija con una feligresa, vaya, que no era una máquina sexual, más estando enfermo de cáncer]. Después de todo lo que él había oído, Jesús [Barco] debe haberle parecido un visionario religioso [tridentinista más], que tal vez transgredía el ordenamiento judío [las modas a las que sucumbe la jerarquía] sobre el derecho y la Fe, pero eso no le interesaba [no le interesaba eso a Omella]. Era un asunto del que debían juzgar los judíos mismos [Roma corrupta]. Desde el aspecto del ordenamiento romano [vaticanista] sobre la jurisdicción y el poder, que entraban dentro de su competencia, no había nada serio contra Jesús [Barco].

"Llegados a este punto hemos de pasar de las consideraciones sobre la persona de Pilato al proceso en sí mismo. En Juan 18,34 y ss se dice claramente que Pilato, según la información de que disponía, no tenía nada contra Jesús [Barco]. No había llegado a las autoridades romanas [desde la Diócesis de Alcalá de Henares] ninguna información sobre algo que pudiera amenazar la paz legal. La acusación provenía de los mismos connacionales de Jesús [Barco], de las autoridades del templo [Omella y Arana]. Para Pilato tuvo que ser una sorpresa que los compatriotas de Jesús [Arana, Yanes, Ferrer, Amador, las tres monjas anónimas, Peruga] se presentaran ante él como defensores de Roma [del orden vaticano], desde el momento que, por lo que conocía personalmente, no tenía la impresión de que fuera necesaria una intervención.

"Pero he aquí que, de improviso, surge algo en el interrogatorio que le inquieta: la declaración de Jesús. A la pregunta de Pilato: «Conque ¿tú eres rey?», Él responde: «Tú lo dices, soy rey ["soy sacerdote, seguiré siéndolo" - Barco]. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz» (Jn 18,37). Ya antes Jesús había dicho: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí» (18,36).

"Pero, por otro lado, ¿qué ocurre si la verdad no cuenta nada? ¿Qué justicia será entonces posible? ¿No debe haber quizás criterios comunes que garanticen verdaderamente la justicia para todos, criterios fuera del alcance de las opiniones cambiantes y de las concentraciones de poder? ¿No es cierto que las grandes dictaduras han vivido a causa de la mentira ideológica y que sólo la verdad ha podido llevar a la liberación?

"¿Qué es la verdad? [algo habrá hecho, si preguntan ustedes en Zaragoza o en Alcalá] La pregunta del pragmático, hecha superficialmente con cierto escepticismo, es una cuestión muy seria, en la cual se juega efectivamente el destino de la humanidad. Entonces, ¿qué es la verdad? ["esto es un aviso, lo de la niña, para llamarle la atención" - Omella] ¿La podemos reconocer? ¿Puede entrar a formar parte como criterio en nuestro pensar y querer, tanto en la vida del individuo como en la de la comunidad?

"La definición clásica de la filosofía escolástica dice que la verdad es «adaequatio intellectus et rei, adecuación entre el entendimiento y la realidad» (Tomás de Aquino, S. Theol. I, q. 21, 2 c). Si la razón de una persona refleja una cosa tal como es en sí misma, entonces esa persona ha encontrado la verdad. Pero sólo una pequeña parte de lo que realmente existe, no la verdad en toda su grandeza y plenitud.

"Digámoslo tranquilamente: la irredención del mundo consiste precisamente en la ilegibilidad de la creación, en la irreconocibilidad de la verdad; una situación que lleva necesariamente al dominio del pragmatismo y, de este modo, hace que el poder de los fuertes se convierta en el dios de este mundo.

"En el diálogo entre Jesús y Pilato [Barco y Omella] se trata de la realeza [del sacerdocio ministerial] de Jesús y, por tanto, del reinado, del «reino» de Dios. Después del interrogatorio, Pilato [Omella] tuvo claro lo que en principio ya sabía antes. Este Jesús [Barco] no es un revolucionario político, su mensaje y su comportamiento no representa una amenaza para la dominación romana [clerical de poder en España y más allá]. Si tal vez ha violado la Torá [ley de los clericales jerarcas], a él [a Omella], que es romano [miembro corrupto de la curia vaticana], no le interesa.

"Se debe tener en cuenta este miedo de Pilato [Omella]: ¿acaso había realmente algo de divino en este hombre? Al condenarlo, ¿no atentaba [Omella] tal vez contra un poder divino [civil en este caso, yendo más allá Omella de sus atribuciones incurriendo en un posible delito]? ¿Debía esperarse quizás la ira de estos poderes [del código penal español]? Su actitud en este proceso no se explica únicamente en función de un cierto compromiso por la justicia, sino precisamente también por estas cuestiones [a la hora de querer sobornar a Barco con un trabajo y un sobresueldo en negro].

"Obviamente, los acusadores [Stella, Arana, Yanes, Amador, Ferrer] se percatan muy bien de ello y, a un temor, oponen ahora otro temor. Contra el miedo supersticioso por una posible presencia divina, ponen ante sus ojos la amenaza muy concreta de perder el favor del emperador [Papa Francisco], de perder su puesto y caer así en una situación delicada. La advertencia: «Si sueltas a ése [a Barco], no eres amigo del César [Stella (Jn 19,12), es una intimidación. Al final, la preocupación por su carrera es más fuerte [en Omella] que el miedo por los poderes divinos.

"Pero antes de la decisión final hay todavía un intermedio dramático y doloroso en tres actos, que al menos brevemente hemos de considerar.

"El primer acto consiste en que Pilato [Omella] presenta a Jesús [Barco] como candidato a la amnistía pascual, tratando así de liberarlo. Sin embargo, con ello se expone a una situación fatal. Quien es propuesto como candidato para una amnistía [“si no dice misa, le daré un trabajo y le sacaré de la indigencia”] ya está condenado de por sí. Sólo en este caso tiene sentido la amnistía. En este sentido la propuesta para la liberación mediante la amnistía incluye ya implícitamente una condena.

"Sobre la contraposición entre Jesús [Barco] y Barrabás [Ruipérez], se trata de dos delincuentes acusados según la ley romana [vaticana] de un delito idéntico [el reverendo Ruipérez, también exsecretario de Ureña, tiene dos vástagos reconocidos y ha sido premiado recientemente como modelo de sacerdote]: sublevación contra la Pax romana. Está claro que Pilato [Omella] prefiere el «exaltado» no violento [Ruipérez recogió su premio en Madrid junto al delegado de juventud de Omella], [al sedicioso peligroso que para él era Jesús - Barco]. Pero las categorías de las autoridades del templo [vaticanas] son diferentes. La aristocracia [los purpurados] del templo [Vaticano] llega a decir como mucho: «No tenemos más rey [jefe] que al César [Stella]».

"Los seguidores [amigos] de Jesús [Barco] no están en el lugar del proceso. Están ausentes por miedo. Pero faltan también porque no se presentan como masa.

"El segundo acto está sintetizado lacónicamente en la frase de Juan: «Entonces Pilato [Omella] tomó a Jesús [Barco] y lo mandó azotar [humillar públicamente]». La flagelación [publicación del bando] era el castigo que, según el derecho romano [del arzobispado de Omella], se infligía como pena concomitante a la condena a muerte [secularización].

"El tercer acto es la coronación de espinas [quitarle sueldo por no aceptar un soborno]. Los soldados [Amador y Ferrer al servicio de los prelados de Barcelona y Zaragoza] juegan cruelmente con Jesús. Saben que dice ser rey [inocente y que lo es]. Pero ahora está en sus manos, y disfrutan humillándolo, demostrando su fuerza en Él, tal vez descargando de manera sustitutiva su propia rabia contra los grandes. Lo revisten —a un hombre golpeado y herido por todo el cuerpo— con signos caricaturescos de la majestad imperial: el manto de color púrpura, la corona tejida de espinas y el cetro de caña.

"Pero también es cierto el otro aspecto: a Jesús [Barco] no se le puede quitar su íntima dignidad [el ejercicio del sacerdocio]. En Él sigue presente el Dios oculto. También el hombre maltratado y humillado continúa siendo imagen de Dios. Desde que Jesús se ha dejado azotar, los golpeados y heridos son precisamente imagen del Dios que ha querido sufrir por nosotros. Así, en medio de su pasión, Jesús [Barco] es imagen de esperanza [y da testimonio, y su testimonio es luz de muchos]: Dios está del lado de los que sufren.

"Al final, Pilato [Omella] vuelve a su puesto de juez. Ciertamente, la gran verdad de la que había hablado Jesús [Barco] le había quedado inaccesible, pero la verdad concreta de este caso Pilato [Omella] la conocía bien. Sabía que este Jesús [Barco] no era un delincuente político [una máquina sexual] y que la realeza [inocencia] que pretendía no constituía peligro político alguno [para Omella]. Sabía, pues, que debería ser absuelto.

"Como prefecto [valido de Stella] representaba el derecho romano [vaticano] sobre el que se fundaba la Pax romana, la paz del imperio que abarcaba el mundo. Por un lado, esta paz estaba asegurada por el poder militar [clerical sobre las conciencias] de Roma. Pero con el poder militar [clerical sobre las conciencias] por sí solo no se puede establecer ninguna paz. La paz se funda en la justicia. La fuerza de Roma era su sistema jurídico [del código civil], un orden jurídico con el que los hombres podían contar. Pilato [Omella] —repetimos— conocía la verdad de la que se trataba en este caso y sabía lo que la justicia exigía de él.

"Pero al final ganó en él la interpretación pragmática del derecho: la fuerza pacificadora del derecho es más importante que la verdad del caso; esto fue tal vez lo que pensó y así se justificó ante sí mismo. Una absolución del inocente podía perjudicarle personalmente [a Omella] —el miedo a eso fue ciertamente un motivo determinante de lo que hizo—, pero, además, podía provocar también otros trastornos y desórdenes que precisamente en los días de Pascua [en su sede cardenalicia y su carrera vaticanista], había que evitar.

"La paz [compromiso político-religioso] fue para él en esta ocasión más importante que la justicia. Debía dejar de lado no sólo la grande e inaccesible verdad, sino también la del caso concreto: creía cumplir de este modo con el verdadero significado del derecho, su función pacificadora. Así calmó tal vez su conciencia. Por el momento, todo parecía ir bien. Jerusalén [el Vaticano] permaneció tranquila. Pero que, en último término, la paz no se puede establecer contra la verdad es algo que se manifestaría más tarde".


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