PETER SEEWALD: —Según esa lista [en la profecía de Malaquías] el papado terminará con su pontificado. ¿Y si usted efectivamente fuera el último en representar la figura del papa como la hemos conocido hasta ahora?
BENEDICTO XVI: —Todo puede ser. Probablemente esta profecía nació en los círculos alrededor de Felipe Neri. En aquella época, los protestantes afirmaban que el papado había terminado, y él quería solo demostrar, con una larga lista de papas, que en cambio no era así. No por eso, sin embargo, se debe deducir que se terminará de verdad. ¡Más bien, que su lista no era lo suficientemente larga!
De “Últimas Conversaciones”, de P. Seewald
Hay un libro sobre el cumplimiento de la profecía de San Malaquías en Francisco, último papa de una serie, escrito por nuestro compañero Jordi Picazo, que ha pasado desapercibido. La 1ª Edición de este libro en formato papel se mandó a la imprenta el día 16 de abril de 2021, 94 cumpleaños de Joseph Aloisius Ratzinger, papa emérito Benedicto XVI, y se publicó el día 29 de junio de 2021, Solemnidad de los santos Pedro y Pablo, y 70º aniversario de la ordenación sacerdotal de Benedicto XVI. Puede accederse al final de esta Entrada, a un precio en Amazon del 20% de descuento en promoción, tanto en formato electrónico como en formato papel.
Este libro es el resultado de sus dos visitas a Filadelfia, en 2015 y 2016. Allí tejió una profunda amistad con el mejicano César Viveros, que llevó a escribir esta historia extraordinaria. Picazo regaló en 2016 una fotografía que tomó a 30 cms del mural, la más cercana del mundo que refleja la forma del papa sobre esa porción de mural.
La profecía de san Malaquías es una profecía de 900 años de antigüedad, aunque solo fue dada a conocer en 1595. La profecía estuvo oculta en el Vaticano trescientos o cuatrocientos años antes de ser publicada, como oculta ha estado —algunos defienden que hoy en día no se habría hecho pública— la tercera parte del Secreto de Fátima durante casi 100 años.
Buena lectura.
Jacques Pintor
DEL CAPÍTULO 17 DEL LIBRO "AMORIS LAETITIA 5.3 POPE FRANCIS Y SAN MALAQUÍAS EN AMÉRICA: La familia cristiana de Philadelphia 2015 a Roma 2022":
BENEDICTO XVI, EL PAPA AL FONDO DEL PATIO
«Aus-nahme» significa literalmente “fuera de la ley”. Un estado de cosas que no puede ser regulado a priori y, en consecuencia, si se verifica, obliga a suspender todo el ordenamiento jurídico. Un "Ausnahmepontifikat", entonces, sería un pontificado que suspende de alguna manera las normas ordinarias de funcionamiento del oficio petrino o, como dice monseñor Gänswein, “renueva” el oficio mismo. Y si la analogía vale, esta suspensión sería justificada, o más bien impuesta, por una emergencia que es imposible afrontar de otro modo.»
Sandro Magister en Chiesa.espressonline.it – 26 de julio de 2016
"Traigo aquí a colación una cita larga [la traducción del alemán es mía] del nuevo libro de Peter Seewald «Benedicto XVI. Una Vida». En este texto de la última sección del libro —titulada «últimas Preguntas»— el papa Benedicto XVI habla de cómo, a su entender, si se aplica el calificativo «emérito» a un obispo muy bien debe igualmente poder aplicarse al Obispo de Roma y Papa.
A menudo los grandes escritores reservan un lugar al final de su libro para sus frases más célebres. Las ideas vertidas en el capítulo «Últimas Preguntas» del libro de Seewald sirve un poco a este fin, en la que presumiblemente será la última vez en que Peter Seewald publicará una entrevista suya a Benedicto XVI, o una conversación con el papa emérito. En una muestra de gran honestidad intelectual, Benedicto XVI explica que a alguna de las preguntas no va a contestar, y añade que «allí encontrarán los que le atacan —por supuestamente inmiscuirse como papa emérito en el gobierno de la Iglesia, cuando prometió silencio— la prueba de que su crítica es nauseabunda».
La tesis principal de Peter Seewald en su libro es que «La amistad personal [de Benedicto XVI] con el papa Francisco no sólo se ha quedado, sino que siguió creciendo». Peter Seewald introduce esta parte de su libro explicando que «Después de muchas entrevistas que pude tener con Benedicto XVI, en el otoño de 2018 surgieron algunas preguntas más, que le transmití. Sin embargo, el papa emérito no respondió a muchas de ellas. Porque “lo que me está preguntando allí naturalmente nos lleva muy lejos en la situación actual de la Iglesia”, explicó en una carta de acompañamiento a sus respuestas del 12 de noviembre de 2018. La respuesta a esas preguntas “representaría inevitablemente una interferencia en la labor del actual papa. Todo lo que pudiera ir en esa dirección tenía y quería evitarlo”».
Así, querido lector, querida lectora, como te avisaba transcribo unos párrafos del libro de Seewald en conversación con el papa emérito Benedicto XVI. Te recomiendo encarecidamente que leas este libro tan extraordinario en el que Benedicto XVI explica su dimisión
PETER SEEWALD —Volker Reinhardt, historiador eclesiástico de la Universidad de Friburgo en Suiza, dijo: «Para mí, la dimisión de Benedicto XVI es un acto de extremo distanciamiento de las condiciones de la Iglesia y una admisión de que no puede dirigir la Iglesia en la forma en que debe ser dirigida».
BXVI —No era mi intención en absoluto establecerme en un «distanciamiento extremo de las condiciones de la Iglesia». Si se estudia la historia de los papas, pronto descubrimos que la Iglesia siempre ha sido una red de peces buenos y malos. Es parte de la comprensión católica de la Iglesia y de los cargos directivos en ella, y en consecuencia uno no piensa en una Iglesia ideal, sino que está listo para vivir y trabajar precisamente en una Iglesia que está acosada por el poder del mal.
PS —Juan Pablo II escribió en 1989 que para él una renuncia en caso de enfermedad grave sería una posibilidad. Cinco años después concluyó que no hay lugar en la Iglesia para un «papa emérito». ¿Se ha preguntado alguna vez qué habría dicho su predecesor sobre su dimisión?
BXVI —Es cierto que tanto Pablo VI como Juan Pablo II firmaron una declaración en una fecha muy temprana, manifestando que renunciarían en caso de una enfermedad que hiciera imposible el ejercicio adecuado del ministerio. Al hacerlo, habían pensado en particular en las diversas formas de demencia. Siguiendo su ejemplo yo había ya firmado una declaración similar relativamente pronto. Al final de mi mandato, me quedó claro que también son posibles otras formas de capacidad insuficiente para ejercer el cargo adecuadamente.
Benedicto XVI explica el significado y la misión del “emérito”
PS —Con su renuncia al cargo ha sentado las bases de una nueva tradición en la Iglesia Católica. Como sucesor de Pedro se llama a sí mismo "Papa emérito". Los historiadores de la Iglesia afirman que no hay un "papa emérito", ya que tampoco hay dos papas.
BXVI – (…) Me gustaría decir lo siguiente sobre esto desde mi punto de vista: hasta el final del Vaticano II tampoco hubo renuncia de los obispos. Cuando finalmente, después de vigorosos debates, se introdujo la posibilidad de la dimisión de los obispos, uno pronto se enfrentó a un problema práctico en el que nadie había pensado: sólo se puede ser obispo en relación con una sede episcopal determinada. La consagración episcopal es siempre "relativa", es decir, está relacionada con la asignación de una sede episcopal. Este carácter relacional del sacramento, enraizado en el sacramento del ministerio episcopal, tiene como consecuencia para los obispos no residentes (hoy en día llamados en su mayoría obispos auxiliares) que se debe encontrar al menos una sede ficticia para ellos. (…) Pronto se hizo evidente que el número de estos puestos crecía rápidamente con el aumento del número de obispos que renunciaban o de otros obispos titulares, y era previsible el momento en que no se pudieran encontrar más obispados titulares. ¿Qué significa esto? Por lo que sé, la solución fue encontrada por Simon Konrad Landersdorfer, entonces obispo de Passau, que era un hombre muy enérgico y culto. Dijo que no quería conseguir una sede ficticia después de la visita de su verdadero obispo. Debería bastar con que fuera "emérito" de Passau.
¿Qué es un obispo o un papa emérito? Esta palabra «emérito» significaba que ya no era un titular activo de la sede del obispo, sino que tenía la relación especial de un antiguo obispo con su sede. A este respecto, por un lado se tuvo en cuenta la necesidad de definir su oficio en relación con una verdadera diócesis, sin hacerle un segundo obispo de su diócesis. La palabra "emérito" significaba que había renunciado completamente a su cargo, pero el apego espiritual a su antigua sede se reconocía ahora también como una cualidad jurídica. Si, en general, una sede titular es una mera ficción de la ley, a partir de ahora existía una relación especial con una sede que había sido una tarea para tu vida. Esta relación previamente real, pero relación al fin y al cabo con una sede anterior, y fuera de la legislación, es el nuevo significado de "emérito", que se formó después del Vaticano II. No crea ninguna participación en la estructura legal concreta del episcopado, pero al mismo tiempo considera el vínculo espiritual como una realidad. Así que no hay dos obispos, pero hay un mandato espiritual cuya esencia es servir a su anterior diócesis desde dentro, desde el Señor, en presencia orante y real. ¿Pero, esto también se aplica al Papa? Es incomprensible que esta figura legal no se aplique también al Obispo de Roma. En esta fórmula se dan ambas cosas: no hay una autoridad legal adicional concreta, sino una asignación espiritual que, aunque invisible, permanece. Es precisamente esta forma jurídico-espiritual la que evita pensar en dos papas viviendo juntos: una sede episcopal sólo puede tener un titular. Al mismo tiempo, se expresa un vínculo espiritual que no puede ser quitado en ninguna circunstancia. Estoy extremadamente agradecido al Señor de que la amable y cordial atención del Papa Francisco hacia mí hace posible poner esta idea en práctica. La dimisión de un obispo fue objetada previamente por ser padre y no se le podía quitar la paternidad. Hay algo bueno y algo malo en esto. Por supuesto que alguien sigue siendo padre y el significado humano-espiritual de la paternidad permanece hasta la muerte. Pero la paternidad no es sólo ontológica, es funcional. Está el cambio de generaciones, donde el padre renuncia a su posición legal. Ya no tiene la paterna potestas, pero en el cambio de generaciones debe dejar el volante al hijo en el momento adecuado.
Encuentro esto muy bien expresado en la forma en que se acostumbraba entre los agricultores bávaros. Está el llamado "Austrag", que está representado espacialmente por una simple casa residencial que se encuentra junto a la gran granja. El padre "entrega" su patrimonio al hijo. Se traslade la gran residencia rural a la "Austraghaus" y recibe un "Austrag" en forma de beneficios materiales (comida, dinero, etc.). De esta manera, se asegura su independencia material y la transferencia de derechos concretos al hijo. Esto significa que el lado espiritual de la paternidad permanece, mientras que en el lado de los derechos y deberes concretos la situación cambia en consecuencia. Probablemente no es difícil ver que esta estructura también se aplica a un obispo emérito.[1]
La Renuncia de Benedicto XVI anunciada un año antes
Józef Ratzinger rompió las predicciones, convirtiéndose en papa cuando la autodenominada llamada «mafia de San Gallen» quería evitar a toda costa que saliera Benedicto XVI elegido en 2005, y quería colocar a su candidato el bonaerense Jorge Bergoglio ya en 2005. Y esto, como explica un destacado miembro del grupo de san Gallen el ya difunto cardenal Danneels en la televisión a raíz de la presentación de su autobiografía. La actividad de este grupo iba contra un decreto pontificio cuyo rompimiento acarreaba excomunión inmediata sin necesidad de sentencia.
En el vídeo de la entrevista a Tom Horn, mostrado más arriba, Horn explica cómo
«Dios algunas veces utiliza a individuos que nunca hubiéramos sospechado que Dios les inspirara para transmitir la Revelación (…) es creencia sólida que emana del Evangelio comprender que Dios no solamente utiliza personas poco idóneas, sino que en ocasiones incluso a personas detestables a la hora de profetizar, consideremos por ejemplo el sueño de Nabucodonosor del segundo capítulo de Daniel»
El entrevistador comenta que le parece obvio si se ve la fragilidad y la a todas luces visible debilidad del papa [Benedicto XVI], que «sus días están contados, por lo que si nos deja este año o el año próximo está claro que su tiempo en esta tierra es limitado. Por ello sabemos que el próximo papa está al llegar. Creo que muchos de nosotros, cuando fue elegido [Benedicto XVI] sabíamos que era un papa de transición, que no estaría con nosotros mucho tiempo»."
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