Sale a la venta un libro sobre el caso Barco
En unos días saldrá el libro impreso sobre la investigación periodística que he llevado a cabo sobre el caso Barco con mi equipo en los últimos 5 meses. El libro contará con casi 200páginas. El título trae ya reminsicencias del libro de Mossèn Cinto Verdaguer. Puedes hacerte una pequeña idea del espíritu del libro de Verdaguer entre muchas páginas de Internet a través de este enlace aquí.
A su vez, el título nos trae también reminiscencias del libro del cardenal san John Henry Newman, recientemente canonizado por el Papa Francisco en Roma, el 13 de octubre de 2019. De título Apologia Pro Vita Sua, el original del texto en inglés. El título en latín: "En defensa propia", o "Dando Razón de mí mismo"
sería también una traducción fiel. Aquí tienes una pequeña semblanza del libro.
Aquí ofrezco unos pequeños fragmentos (la paginación o títulos pueden variar) del libro primera edición del caso Barco que saldrá a principios de noviembre, y que será parte de una trilogía, con bastante probabilidad.
De la sección "Justificación de la obra"
"La conspiración aquí mostrada es una conspiración de poder. Las conspiraciones son casi siempre conspiraciones de poder. Sino, puede que adopten otros nombres. La palabra ‘campaña’ también hace referencia al poder en muchos casos, aunque no siempre, pues podría tratarse de una simple campaña de verano de una modesta tienda de lencería de barrio. Si no es de poder tal vez lo que ha pasado y aquí se relata podría llamarse una ‘Operación’. Lo difícil es saber, y en este libro se intenta aclarar, cuál es el nombre y el objetivo de esta Operación, y sobre todo, descubrir quiénes son los buenos y los malos. Para los que justifican su personal participación en estos hechos que aquí se narran, probablemente sea una Operación y no una Conspiración. Si tuviera que poner nombre a esta operación sería posiblemente “Operación Zaragoza”. En el caso de una Conspiración, creo que sería ajustado a la realidad, al menos en cierto grado aceptable, si se la calificase de Conspiración contra el ex arzobispo de Zaragoza Don Manuel Ureña Pastor".
De la "Introducción"
"Solamente se explicaría esta conspiración para defenestrar al anterior arzobispo de Zaragoza Don Manuel Ureña por la inquina que pudiera tenerle su antecesor en el mando de la diócesis, el ya fallecido Monseñor Elías Yanes, y la ambición del mismo cardenal Omella de ocupar la sede de Zaragoza. En su tiempo Omella había sido obispo auxiliar de Monseñor Elías Yanes y durante la trama, antes de ser destinado a la diócesis de Barcelona, había sido obispo de Logroño-La Calzada, desde donde dirigió la recopilación de datos e informaciones en contra del arzobispo Ureña. Omella ambicionaría, explican los locales, ocupar la silla de arzobispo de Zaragoza o de Toledo en lugar de Ureña. No lo logró, pero lo que obtuvo al acabar la trama superó con creces lo que habría soñado como se verá".
Del segundo capítulo: "El Vaticano contra Miguel Ángel Barco"
"La sorpresa del obispo de Alcalá
2016
El 23 de julio 2016 el cardenal Stella instruía al obispo de Alcalá de Henares, Reig Pla, diócesis de la que procedía Miguel Ángel Barco y a la que retornó al acabar su comisión de servicio en Zaragoza, de esta forma:
«Con todo lo que se conoce sobre la persona de Don Miguel Ángel, y la investigación que se quiere hacer, se traslada la solicitud de constitución de un jurado para iniciar un proceso».
El 13 octubre de 2016 Stella aparta al obispo Reig Pla de la tutela de Miguel Ángel Barco y lo asume directamente el mismo Stella como Prefecto desde la Congregación del Clero. El 17 de octubre 2018 en reunión de Reig Pla con Miguel Ángel Barco, Reig le dice a Barco:
«Yo no tenía ni idea de que el cardenal Omella te había llamado para que presentaras un pliego de defensa».
Y el 12 de noviembre de 2016 Stella comunica a Reig Pla:
«esta congregación se ha puesto en contacto con el arzobispo de Barcelona [Juan José Omella], para que don Miguel Ángel se comunique con él y le entregue el rescripto emitido por este dicasterio».
Finalmente, Reig admite ante Miguel Ángel Barco:
«Estás hablando con alguien que ha sido apartado del caso, y todo lo que ha venido después ha sido que te suspenda la nómina (…). ¿Cómo puede decir el cardenal Omella que algo habremos hecho mal si no hemos hecho nada? Nosotros aquí, ni sabemos lo que ha ocurrido».
Las graves contradicciones en la declaración de Omella ante la Juez
Aun escudándose el cardenal Omella en esa reunión de noviembre de 2017 y en su afirmación de que no es competente para hacer llegar la documentación a Roma, utilizará un Recibí de esa documentación, forjado a posteriori por el cardenal Stella para presentarlo a la Juez en descargo suyo propio y forzar así a la Juez a archivar las diligencias, como veremos enseguida.
En la vista del 12 de julio de 2019 no deja de ser curioso que la Juez se refiriera al sacerdote ya secularizado como ‘mosén’, título solamente aplicado a los sacerdotes, equivalente a reverendo. Y digo que es curioso porque el Vaticano, con o sin el conocimiento del Papa Francisco, había ya relegado al sacerdote Barco al estado laical y la arquidiócesis de Barcelona se refiere a él como Sr. Miguel Ángel Barco. La Juez de esta forma en la práctica deja en suspenso la consecuencia de una presuntamente viciada decisión de apartar al sacerdote de su trabajo profesional, hasta que se aclaren las circunstancias con el Vaticano.
M. A. Barco me explica que en la Sala del Juzgado número 10 de Barcelona el “no sé” era la respuesta por excelencia por parte del cardenal Omella. Cuando el abogado Vladimir Lamsdorff-Galagane le preguntó si había entregado a Roma documentos adjuntos con el pliego de defensa, y si recordaba si había unas pruebas de la madre de la criatura identificando al padre biológico, contestó Omella sorprendentemente que sí. A la pregunta de si
«¿Recuerda si había otras acusaciones contra M A Barco?»
Omella respondió que
«No, no había otras acusaciones».
Y ante la pregunta más concreta de
«¿Y no quedaban algunas que usted conociera?»
también respondió Omella negativamente:
«No, no».
Estamos hablando de dos tipos de prueba, me explica el abogado Lamsdorff-Galagane. Por un lado se habla de la prueba irrefutable de principios de 2017 de no ser padre de esa supuesta hija con la correspondiente acta notarial emitida por la diócesis de la que procedía originariamente el sacerdote Barco, la diócesis de Alcalá de Henares en Madrid.
Y por otro lado el 17 de noviembre de ese mismo 2017 le llegó a Omella el documento también de la Diócesis de Alcalá de Henares solicitado por el propio M. A. Barco que acreditaba que nunca había investigado la diócesis al imputado, ni atribuido nada relacionado con esa señora y este sacerdote, ni que hubiese algo contra él que la Diócesis conociera.
Preguntado también Omella por la Juez en la vista sobre «por qué el documento de las pruebas de paternidad no se tiene en cuenta en Roma», responde el cardenal que
«No lo sé».
Para más inri y de nuevo contrariamente a este discurrir del interrogatorio, en esa conversación de 15 de noviembre de 2017 a la que nos estamos refiriendo, el vicario judicial del cardenal, Rvdo. Santiago Bueno había admitido que Omella vio esas pruebas de ausencia de documentos, o quejas, o denuncias contra M A Barco, y no las consideró pertinentes y que no hizo nada por llevarlas a Roma.
Vladimir Lamsdorff enfrenta al cardenal Omella con su contradicción.
Es aquí cuando en plena vista con la Juez, el abogado de Barco, Vladimir Lamsdorff-Galagane, enfrenta al cardenal Omella con su contradicción diciéndole,
«Pues mire aquí tengo la grabación y la transcripción, usted es conocedor, dice que Miguel Ángel Barco acate la pena, aun dada esta irregularidad y que de aquí un año se buscaría una revisión de su situación [de secularización de Barco]».
A ello la Juez pregunta sorprendida al abogado de Barco si además de la transcripción tiene el CD y este contesta afirmativamente.
«Démela por favor»,
pide la Juez, y a Omella le pregunta,
«Usted no tendrá ningún documento que certifique su entrega a Roma de ese expediente».
Ante la respuesta de Omella de que sí que disponía de un documento tal, añadió
«se lo haré llegar»,
a lo que la Juez indicó.
«pues yo lo quiero».
Comentó el cardenal que lo había pedido a posteriori de haberlo entregado a Roma. La defensa del cardenal Omella reiteró que se lo harían llegar a la Juez con la mayor brevedad. El viernes 19 de julio de 2019, una semana después de la vista, no se había entregado. Fue en ese momento cuando la Juez hizo una rogatoria a la defensa de Omella reclamando el documento. A 31 de agosto de 2019 esta documentación no había sido entregada todavía. Lo curioso es que el cardenal Omella en la sala de la vista, aun admitiendo que ha pedido a posteriori el recibo y que dispone del mismo en la sala, no hace ademán de querer entregarlo. La pregunta que le hace la Juez es
-«usted entregó o no entregó la información de M A Barco».
-«La entregué».
-«¿Tiene un recibí?
-«Lo tengo».
Una solución digna pero imposible para la maquinaria vaticana, ajena a pedir perdón, sería “sí, Barco, hemos gestionado muy mal tu asunto, nos tienes que perdonar, te rehabilitaremos y te pediremos perdón y tú seguirás con tu vida normal”. En esa misma semana de la vista algunos obispos acusados de abusos sexuales habían recibido la prohibición de celebrar la misa católica públicamente mientras que Barco ha recibido directamente el castigo más grande para un sacerdote, de forma inmisericorde por parte de dos agentes corruptos donde los haya. Barco se cubriría de gloria si se admitiese el error y volviera a su estado con las comunidades que atendía, quejándose como lo hace clamando justicia. Pero no ocurrirá. Solamente el Papa Francisco, ajeno a los detalles más íntimos de esta trama que le había dejado en evidencia, podría frenarlo en un acto de determinación “caiga quien caiga”.
«Yo he intentado posponer esta declaración porque no habían llegado los documentos de Roma que procuré solicitar por una vía más rápida y no lo he logrado»,
comentaba la Juez. A las diez de la mañana, según me contaba Miguel Ángel Barco, llamó la Juez en Barcelona al abogado del cardenal Omella para interesarse en si querían posponer la vista, a lo que éste respondió que no, que
«aquí no se pospone, hoy es el día, están los medios, han aparecido pintadas en la fachada del obispado, así que se declara hoy, sí o sí. El cardenal está muy cansado y tiene que descansar de todo esto».
Los nuevos derroteros que podría tomar esta historia son poco menos que inescrutables, puesto que si la defensa del cardenal Omella evalúa las contradicciones entre su declaración y el contenido de la grabación con lo dicho por él mismo ante la Juez, podría optar el abogado del cardenal por abandonar el caso por falta de confianza de su cliente hacia él (…)".
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