Esta semana, en concreto el martes 12 de noviembre de 2019 se han cumplido 5 años, un lustro ya, de la dimisión forzosa por parte del Papa Francisco del arzobispo de Zaragoza D. Manuel Ureña.
Esta semana también, saldrá a la luz el libro que habla de la Trama Maña, el complot para defenestrar a Monseñor Ureña por parte de Germán Arana, Juan José Omella y el oscuro cardenal Beniamino Stella.
Ofrezco aquí al lector del Blog una parte del capítulo 4 del libro. Pronto podrá adquirirse en librerías y enseguida que llegue el momento se avisará a través de este medio.
Hace 5 años, la tarde del 12 de noviembre de 2019 en la que fue "aceptada" la dimisión de Monseñor Ureña, paseaba yo por Barcelona en un viaje desde Francia y dirigiéndome a Madrid. Allí tomé unas fotografías de la catedral de Barcelona, que con la perspectiva de 5 años tienen su gracia puesto que ahora albergan al director de la trama para hundir a Ureña, el cardenal Omella.
Aquí pues unos párrafos del libro:
4 OMELLA CONTRA UREÑA. TRAGEDIA EN TRES ACTOS
PRIMER ACTO - LA ANIQUILACIÓN DE UREÑA
Miguel Ángel Barco en el centro de un complot de poder. Un cabo suelto
En el año 2014 el todavía obispo de Logroño-La Calzada Monseñor Juan José Omella seguía en plena campaña contra Monseñor Ureña. Ya habían salido de la mano del rotativo aragonés El Periódico de Aragón los wasaps del cardenal Omella a sus informantes en la “trama maña”, la entonces notaria del arzobispado de Zaragoza María Carmen Amador y el vicario judicial Roberto Ferrer, alentándoles en el espionaje al arzobispo Ureña. Así, en su wasap Omella escribía a Roberto Ferrer, todavía vicario judicial del Tribunal Interdiocesano de 1ª Instancia de Zaragoza que,
«Ya sé que no paráis en la recogida de datos. Ánimo. Va todo, por lo que veo, por buen camino. Seguid así. Ojalá logremos sanearlo todo. Un abrazo».
Corría el 24 de octubre del 2014 por la mañana, todavía a casi tres semanas antes de que el Papa fulminara al arzobispo Don Manuel Ureña. Insistiría Omella a Roberto Ferrer a los dos días de ese wasap:
«Ok. Estoy en el Escorial con Manos Unidas. Regreso en el AVE (sic) a Zaragoza esta tarde. Allí tengo el coche para ir a Logroño [Omella era todavía el obispo de esa diócesis]. Me puedes llamar cuando quieras. El tema es morrocotudo. Me alegra lo que estáis haciendo. Conviene hacerlo pronto. Ya comentaremos. Un abrazo».
Llevaban ya más de 9 meses con estos mensajes cuando el 20 de junio del 2015 Roberto Ferrer contestaba a Omella con un comentario respecto al enviado por la misma María Carmen Amador tras su propio despido laboral ejecutado por el nuevo obispo Vicente Jiménez, ya instalado hacía 7 meses. Monseñor Jiménez la había despedido por “falta de confianza”:
«Tenemos un obispo [Vicente Jiménez] sin corazón, injusto en sus decisiones, negador de los derechos fundamentales de la persona, y acomplejado»,
A lo que Omella replicaba a Ferrer sin dudar calificar estos mensajes entre ellos de ocultos:
«Estamos en una misión que podría describirse como casi secreta».
Y Omella también escribía a la ahora exnotaria,
«Animé siempre a Roberto [Ferrer, ya exvicario judicial] a ir a juicio por despido del trabajo [despido de la notaria Amador]. Me dijo que así lo habíais hecho. Lo que le pedí siempre fue que no se mezclase el despido con el tema de D. Manuel Ureña. Eso era otro tema y.… muy delicado, por eso se hizo todo de manera discreta, por no decir secreta».
Resulta chocante a la luz de estos mensajes de wasap -que pueden verse en la sección Documentación al final del libro- el talante del cardenal Omella: que en la conversación que resumimos entre el abogado de Miguel Ángel Barco, Vladimir Lamsdorff, con Omella en Barcelona dijera que él no tenía un equipo investigador para saber si Miguel Ángel Barco continuaba celebrando misa, pero «¡como sepa!». No menos chocante que cuando animaba al abogado Lamsdorff a ir a Roma a enterarse de más causas contra Barco él mismo.
El sábado 4 de julio de 2015 a las 9:02 de la mañana Roberto Ferrer reenvía al también sacerdote de Zaragoza Antonio Más un mensaje que acababa de recibir del Padre Germán Arana por correo electrónico. Es la primera cosa que hace Roberto Ferrer ese fin de semana.
«Asunto: Recuerdos gratos
Viernes 3 de julio de 2015 a las 22:54
Querido Germán:
Ya en Zaragoza con un placer añadido a mi vida: haberte conocido. Mari Carmen me encargó te dijese que ella ha regresado muy contenta porque dijiste que informarías al Papa para que viera la injusticia cometida con ella y el agravio con nosotros.
Seguimos en contacto. No dejes de llamar a Juan José García Faílde que lo agradecerá y es un hombre que vale la pena conocer. Antonio está de vacaciones unos días y lo llamé para tenerlo informado y compartir con el todo esto. Gracias y un abrazo,
Roberto»
A su vez, Germán Arana contesta a este mensaje original de Roberto Ferrer ese mismo 4 de julio de 2015 a las 11:06 de la mañana:
«Querido Roberto:
Yo también tengo una gran alegría en el alma por haberme encontrado contigo. Me quedé con mucha paz en el alma. El informe al Papa se ha producido antes de lo que pensaba. Me ha llamado, por otro asunto, a las 10:00 am, y he aprovechado para contarle el asunto. Tiene una gran memoria. Y cuando le he hablado de la oficial jurídico del tribunal metropolitano, me responde: ‘Pero si es la que me informó'. Le he contado el despido improcedente. Le ha causado una gran pena. Y me ha agradecido la ayuda que os pueda prestar. Él no considera prudente actuar directamente en este momento, porque no pararía de intervenir en los asuntos de las diócesis. Pero estaba enteramente de acuerdo que se proceda según justicia a presentar denuncia sobre despido improcedente. Me ha pedido opinión sobre la actuación de D. Vicente más allá de este episodio. Le he dicho que a pesar de este desaguisado no podemos perder la esperanza de que se vaya moviendo por la línea buena. De hecho ha dado pasos en la buena dirección. Aunque es verdad que de sopetón se ha encontrado con un pastel enorme con muchas ramificaciones en el cuál no siempre es fácil orientarse bien. Que Dios nos ayude a caminar juntos en el seno de estas Iglesia a la vez santa y pecadora. Un fuerte abrazo,
Germán Arana, SJ Colegio Mayor y Seminario Pontificio Comillas»
Antonio Mas contesta por la tarde de ese mismo sábado a las 18:50 a Roberto Ferrer al haberle hecho partícipe del contenido de ese correo electrónico:
«Impresionante. Esto nos da mucha fuerza moral».
Antonio Mas es sacerdote en la diócesis de Zaragoza y colaborador menor en la “trama”, y como Ferrer también dimitió de su puesto en solidaridad con el despido de la notaria Amador. Antonio Más quedó impresionado. Este correo puede contrastarse al final del libro en la sección Documentación
.
En el contenido de esas líneas Germán Arana desvela sin pensar que saldría a la luz, cómo el Papa Francisco vigilaba y pedía informes también ahora del nuevo obispo Don Vicente Jiménez Zamora, lo que mostraría que toda la trama fue una operación quirúrgica coordinada.
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