En una carta fechada el 22 de enero de 2015, Miguel Ángel Barco, un sacerdote de la diócesis de Zaragoza, se dirige a Don Vicente Jiménez Zamora, el nuevo obispo de Zaragoza, para informarle sobre una situación delicada que ha afectado su reputación y su posición dentro de la Iglesia.

Barco explica que en noviembre fue víctima de acusaciones falsas hechas por Daniel Peruga, un exdiácono. Estas acusaciones fueron escuchadas por otros miembros de la Iglesia y documentadas, pero Barco no tuvo la oportunidad de defenderse en su momento. A través de esfuerzos legales, Peruga eventualmente admitió que no había sido presionado para renunciar a su posición de diácono, aunque no retiró las acusaciones originales.

La situación empeoró cuando una copia de la declaración de Peruga, llena de falsas acusaciones, fue distribuida anónimamente a los medios de comunicación. Aunque no se publicó oficialmente, algunos aspectos fueron difundidos, afectando negativamente la reputación de Barco.

Barco expresa su frustración por la falta de apoyo de las autoridades de la Iglesia durante esta crisis. Menciona que se le pidió renunciar a su cargo, lo que habría validado las acusaciones falsas. Ahora, con la declaración en su poder, está preparando una demanda contra Peruga y otros involucrados para proteger su honor y limpiar su nombre, así como el de la Iglesia.

Finalmente, Barco menciona que el exarzobispo Don Elias Yanes fue citado en esta trama, lo que añade gravedad a la situación. Con toda la información recopilada, Barco busca proceder judicialmente para resolver este escándalo y restaurar su reputación.