El 17 de diciembre de 2015, Miguel Ángel Barco, un sacerdote de una parroquia en Épila, Zaragoza, escribió una carta al obispo Don Juan Antonio Reig Pla para informarle sobre su complicada situación personal y profesional.

En la carta, Barco menciona que ha sido tratado médicamente e intervenido por cáncer dos veces. Pese a sus intentos de resolver una situación conflictiva, sus esfuerzos no han tenido éxito porque el asunto no ha sido considerado en la agenda episcopal.

Barco expresa su dolor y sufrimiento debido a las circunstancias que han afectado negativamente su imagen como sacerdote. Sostiene que es completamente inocente de las acusaciones en su contra y busca eliminar cualquier sospecha pública sobre su persona.

También menciona un caso específico relacionado con una niña, aclarando que se ha testificado que él no es el padre, lo cual ha sido revelado al obispo. Pese a estos problemas, Barco ha seguido ejerciendo su labor sacerdotal siempre que le ha sido posible, aunque reconoce que la situación es contradictoria y pesada.

Barco considera que la continuación de esta situación es perjudicial tanto para él como para la Iglesia y no desea seguir ejerciendo su ministerio en estas condiciones. Pide que se tomen decisiones justas para evitar que sus derechos sean vulnerados y para poder continuar su vida y su vocación sin esta carga.

En resumen, la carta de Barco al obispo Reig Pla es un llamado de auxilio de un sacerdote que está pasando por un momento difícil debido a problemas de salud y acusaciones infundadas. Busca apoyo y resolución para poder limpiar su nombre y continuar con su vocación sin las actuales cargas y contradicciones.